8 Noviembre 2017
La comprensión lectora en Chile se encuentra en un estado crítico: según la prueba PISA el 28% estudiantes sólo “comprende” a nivel de palabras y frases (no hay capacidad de extrapolar) y 29% puede realizar sólo inferencias simples. Los datos son preocupantes ya que existe evidencia que a partir de esta habilidad se logra el aprendizaje en otras disciplinas como las ciencias, la historia y la matemática.
En este contexto, un equipo de académicas UC desarrollaron una investigación para explorar uno de los factores relevantes que influyen en el desarrollo de la comprensión lectora, que es la exposición que tienen los estudiantes a los libros.
El trabajo -cuyas autoras son Katherine Strasser y Marigen Narea de la Escuela de Psicología; y Claudia Martínez, del Instituto de Economía-, se desarrolló en el marco del Concurso de Políticas Públicas 2017 que realiza anualmente el Centro de Políticas Públicas UC y se enfocó particularmente en estudiar la relación entre la gestión de las bibliotecas escolares CRA (Centro de Recurso del Aprendizaje) y los resultados de lectura (Simce).
Los resultados fueron presentados en el seminario “Bibliotecas escolares: ¿cuánto impactan en la lectura?” el pasado 2 de noviembre y comentados por Claudio Aravena, gerente de desarrollo Fundación La Fuente, Claudia Olavarría, coordinadora académica en Biblioteca Escolar Futuro UC, y Andrea Labra, coordinadora nacional de Bibliotecas Escolares CRA del Ministerio de Educación. Entre los principales datos expuestos se recalcó que los niños chilenos tienen escaso contacto con libros al compararlo con información disponible en la literatura nacional e internacional. Por ejemplo, niños de nivel socioeconómico alto en Santiago leen junto a sus familias menos que hijos de inmigrantes latinos de NSE bajo en USA; hay menos de 10 libros infantiles en hogares de nivel socioeconómico medio bajo y entre los 2 y los 6 años, 70% de las madres reporta leer 3 veces o menos con sus niños y 23% nunca lo hace.
“El Ministerio ha invertido muchos recursos en las bibliotecas CRA y en proveer de libros a estos centros, la pregunta es si estos libros están impactando en la comprensión lectora”, sostuvo Katherine Strasser, una de las autoras. Cabe señalar que uno de los objetivos de estas bibliotecas es mejorar los aprendizajes y que más del 90% de la matrícula está estudiando en establecimientos municipales o particulares subvencionados que cuentan con este recurso.
Se enfatizó que la evidencia internacional muestra asociaciones entre la presencia y la calidad de bibliotecas escolares, y los resultados estandarizados de Lenguaje. Entre los factores que se asocian con mejores puntajes está el tiempo disponible de los bibliotecarios y su colaboración con docentes, y la existencia de bibliotecarios de media jornada. No obstante, las intervenciones de comprensión lectora basadas en libros que son efectivas no son simples: incluyen por una parte una intensiva exposición a libros y por otra, una mediación pedagógica o enseñanza asociada de los mismos.
La investigación incluyó la realización de tres estudios empíricos con datos disponibles que muestran correlaciones entre los puntajes Simce de los escolares chilenos y variables de gestión de las bibliotecas escolares, en especial respecto a la presencia y dedicación del bibliotecario además de las visitas de los estudiantes y docentes. Sin embargo, las autoras advirtieron que ninguna de las evidencias recolectadas permiten concluir que estas asociaciones sean causales y no espurias, es decir causadas por otras variables.
Se tiene entonces que los datos disponibles de CRA en Chile no permiten afirmar que aspectos de su funcionamiento impacten la comprensión de lectura a nivel de escuelas. “Estos resultados son inconsistentes con estudios internacionales que sí encuentran esta relación, y con estudios correlacionales y experimentales que muestran el impacto del contacto con libros en la comprensión de lectura. Esto podría deberse a que los datos existentes no permiten evaluaciones rigurosas que muestren esta asociación y/o que los CRA no afectan los procesos relevantes para la comprensión de lectura”.
Andrea Labra, coordinadora nacional de Bibliotecas Escolares CRA, comentó que “esta investigación viene a confirmar los desafíos que tenemos como estado para elevar los niveles de comprensión lectora. Ahora bien creemos que esta es una labor que convoca a toda la sociedad civil”. Asimismo adelantó que se están desarrollando estudios en base a nuevos informes de gestión sobre el uso de las bibliotecas escolares.
Propuestas
Ante este panorama el estudio presenta propuestas en dos áreas:
– Fortalecimiento de los procesos que, según la literatura internacional y lo sugerido tangencialmente por los resultados de la investigación, potencian la eficacia de los CRA o las bibliotecas como promotores del aprendizaje. En esta línea se menciona experiencias como la lectura en voz alta, la enseñanza explícita de estrategias y palabras, la lectura dialogada, y el modelamiento del pensamiento del lector experto. Aunque la política actual establece a través de documentos CRA y curriculares la necesidad de mediar estos procesos, se propone incorporar en estos documentos sugerencias más específicas al respecto; realzar el rol de los libros en el desarrollo de la comprensión de lectura; e incorporar estrategias específicas de mediación de habilidades lectoras en las capacitaciones a los equipos CRA, además de ampliar dichas capacitaciones a otros docentes y las familias. También se proponen medidas relacionadas a la Agencia de la Calidad como el incluir procesos de mediación de habilidades en los Estándares Indicativos de Desempeño relacionados con CRA.
– Aseguramiento de la información necesaria para evaluar el impacto de las bibliotecas escolares CRA y sus características, en los aprendizajes. Se propone agregar indicadores a las encuestas que ya realiza el programa CRA Entregar los recursos de forma sistemática y controlada de manera que se pueda evaluar el impacto de las intervenciones; entre otros
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