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Riesgos y desafíos para el mundo laboral en la reactivación económica

7 Agosto 2020


Cuando el desconfinamiento comienza a ser una realidad en el país, una de las mayores inquietudes es cómo volver a una vida similar a la que se llevaba hasta marzo, lo que para muchos incluye volver a sus lugares de trabajo. Sin embargo, la transición a la reapertura económica exigirá tomar medidas de protección en el mundo laboral, que permitan a los trabajadores adaptarse a esta nuevo “modo de vida COVID”, lo que, a su vez, requiere de información precisa y adecuada.

En esta línea, el Centro de Políticas Públicas UC realizó un estudio que clasifica a las ocupaciones, dependiendo del riesgo por proximidad física – es decir, en qué medida este trabajo requiere que el trabajador esté muy cerca de otras personas – y por la exposición a infecciones – que se refiere a la frecuencia con la que el trabajador está expuesto a enfermedades o infecciones en su lugar de trabajo-.

De acuerdo a esto, se establecieron las 10 ocupaciones con mayor proximidad y exposición. Entre los primeros están los peluqueros y especialistas en tratamiento de belleza, seguido por personal de enfermería, fisioterapeutas, asistentes médicos, odontólogos y sus asistentes, veterinarios y profesores de enseñanza primaria. Por otro lado, los trabajadores con mayor exposición a enfermedades o infecciones son el personal de enfermería, los médicos, fisioterapeutas, asistentes médicos, trabajadores de cuidados personales, odontólogos y sus asistentes, veterinarios y guardianes de prisión.

Estos datos fueron presentados en el seminario virtual “Reactivación económica: riesgos y desafíos para el mundo del trabajo”, por la investigadora del Centro de Políticas Públicas UC y coordinadora del Observatorio Laboral Metropolitana, Ángeles Morandé.

En cuanto a las actividades económicas, el estudio revela que las ocupaciones que tienen relación con los servicios sociales y personales son los más expuestos a infecciones y que tienen mayor proximidad física. En tanto, las que están dentro de las actividades económica de la Construcción, Hoteles y Restaurantes y Comercio también resaltan como aquellas en las que podría haber más riesgo debido a que, aunque los trabajadores no están directamente expuestos, sí presentan gran cercanía física entre personas.

La presentación de este estudio fue complementada con la exposición que realizó el economista de la división de investigación del Federal Reserve Bank of St. Louis, Fernando Leibovici. En un análisis similar realizado para el contexto de Estados Unidos, los resultados fueron semejantes a los presentados anteriormente.  De acuerdo a este estudio, son los servicios de cuidado personal, los dentistas y los servicios de cuidado infantil los que tienen mayor intensidad de contacto, mientras que las madereras, servicios legales y financieros, los con que presentan menor proximidad.

Otro dato relevante dentro de este análisis para el escenario norteamericano, tiene relación con cuánto afecta en la producción total que las industrias de alto contacto se vean con mayores dificultades para producir durante la pandemia. De acuerdo al estudio, el 50% de la producción de estas industrias corresponde a demanda final, ya que son principalmente servicios, pero, por ejemplo, un 8% de los insumos intermedio de las industrias de bajo contacto provienen de industrias de mayor riesgo, por lo que también se podrían ver afectadas, dado la caída que pudiese haber en la producción de éstas últimas. Esto refleja que existe un impacto importante de las industrias con mayores riesgos de contagio, en el resto de los sectores productivos. De hecho, se estima que si las industrias de alto contacto no esenciales dejan de producir, la producción bruta agregada cae en un 24%. “La crisis sanitaria requiere poner en pausa a los sectores de alto contacto, por lo que se necesita el desarrollo de políticas focalizadas en ayudar a dichos sectores, para que cuando se resuelva esta crisis, la economía pueda volver a operar a niveles de pre-pandemia lo más rápido posible”, señaló Leibovici.

Como una potencial solución, el economista planteó que una de las posibilidades es iniciar la reactivación por las industrias que tienen menos riesgo de infección, debido al bajo contacto físico, y que además no dependan de las que tienen mayores riesgos.

 

Teletrabajo y automatización

El nuevo modo de vida COVID, también ha dado la posibilidad de que surjan nuevas tendencias dentro del mundo laboral.  “El distanciamiento social y las medidas que se puedan tomar en el trabajo han impulsado el mayor uso de la tecnología, lo que a su vez puede promover la digitalización, el teletrabajo, y posiblemente la automatización”, señaló Morandé.

El estudio del Centro de políticas Públicas UC señala que en Chile existen 104 ocupaciones que pueden realizarse a través de teletrabajo, es decir, el 28% del total, lo que contempla cerca de dos millones de trabajadores. Entre los principales ocupados que tienen esta posibilidad están los arquitectos e ingenieros, los abogados, creadores y analistas de sistemas informáticos y gerentes de empresas. Por grupo ocupacional, son los directivos y gerentes los que tienen una mayor factibilidad de realizar su trabajo de manera remota, seguido de profesionales y técnicos; en tanto, los que menos posibilidades tienen de hacerlo son los agricultores, los que se desempeñan en oficios, los operadores de planta y maquinaria, y quienes tienen trabajos no calificados.

Este es un punto importante para el economista del Instituto de Economía, Tomás Rau, – que fue el encargado de comentar estos estudios durante el seminario-, ya que, para él, la clave en la reapertura económica factible y segura estaría en conjugar tres factores relevantes: “si vamos a abrir al final los servicios de cuidados infantil, ¿cómo logramos que las personas puedan ir a sus trabajos? La respuesta natural sería el teletrabajo; hay muchas ocupaciones que son teletrabajables, pero está acotado a las posiciones más altas. Y si no hay cuidado infantil y no hay teletrabajo, entonces ¿qué hacemos? Por otro lado, en el evento que podamos reabrir por industria, las personas tienen que trasladarse, pero el transporte público está dentro de las últimas industrias que se deberían reabrir por su riesgo al contagio, entonces, ¿cómo hacemos para reabrir secuencialmente si no hay herramientas para que las personas puedan acceder?”

Respecto de la automatización de las ocupaciones, el análisis revela que hay 255 ocupaciones en las que existe la posibilidad de que el trabajo de las personas sea reemplazado por alguna tecnología, lo que representa el 69% del total. Entre las principales ocupaciones automatizables están las que realizan los operadores de máquinas y calderas, los telefonistas, y los contadores. “El riesgo de automatización, ya existe y se podría ver acelerado o no por la pandemia, pero no hay que asustarse tanto, ya que cada vez que una posición es destruida por un robot, se generan nuevas posiciones”, aclaró Rau.

 

 

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