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Chile, país de inmigrantes

9 Septiembre 2016


Durante 2015 Chile otorgó más de 166.000 visas a extranjeros, 72% de ellas por motivos laborales, según datos de Extranjería. Sin embargo, aunque ya hay casi medio millón de migrantes -477.450 personas, para ser exactos-, apenas representan el 2% de la participación laboral. Esto contrasta con países como Australia y Nueva Zelanda, donde la cifra llega casi a 30%, como relevó el director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, Ricardo Hausmann, en una reciente columna. “Resulta sorprendente el grado en que la hostilidad hacia la inmigración va en contra de la evidencia de lo beneficiosas que son sus consecuencias”, planteó el economista.

Si miramos los flujos de población inmigrante en los países de la OCDE entre 2007 y 2013 – publicados en el International Migration Outlook 2015-, el país que más creció en términos relativos de influjo de inmigrantes fue Alemania, con un aumento de 100%, seguido por Dinamarca (73%) y, sorprendentemente, el tercero fue Chile, con 66%.Más aún, la tasa de crecimiento de la población inmigrante en nuestro país prácticamente duplica a la de Australia y a la de países europeos como Francia y Holanda, considerados tradicionalmente como muy atractivos para migrar.

Así, el panorama en Chile está cambiando. Casi el 75% de los migrantes que llegan provienen de Latinoamérica -las colonias más numerosas son las de peruanos, argentinos, bolivianos, colombianos y ecuatorianos-, y se concentran en la Región Metropolitana y en el norte de Chile. En Antofagasta la población migrante se duplicó en cinco años. El perfil del migrante se ha diversificado bastante: ya no se trata sólo de personas de bajas calificaciones que buscan oportunidades de empleo, también hay una creciente migración por reunificación de las familias y de profesionales calificados que vienen a competir con los chilenos. Los nacionales tienen, en promedio, 10,7 años de escolaridad, los migrantes tienen dos años más de formación; y mientras la población de chilenos ocupados llega a 52,8%, en el caso de los migrantes la cifra alcanza el 71,9% según datos de Extranjería.

¿Está Chile preparado para este significativo cambio? Nuestro país ha sido bastante insular culturalmente, lo que se refleja en diversas encuestas de opinión que muestran una actitud ambivalente hacia los extranjeros, pues no se reconoce su aporte y se mira con desconfianza la competencia por los empleos. Pero no sólo el proceso social es difícil, más allá del cambio cultural de aceptación y reconocimiento de una mayor diversidad que se requiere, tenemos un urgente desafío de política pública, ya que la legislación vigente data de 1975 y la institucionalidad a cargo de estos asuntos hoy está absolutamente sobrepasada.

Si bien se han hecho modificaciones administrativas -como facilitar la atención de salud, la visa temporaria por motivos laborales o que el Registro Civil reconozca a todos los nacidos en el territorio como chilenos- lo que se necesitan son cambios legales. Es imperativo actualizar nuestra ley de migraciones, que con más de 40 años es la más antigua del continente, para que esté enfocada en los derechos de los inmigrantes y para contar con una institucionalidad capaz de articular políticas intersectoriales que respondan a las necesidades de los nuevos migrantes. No sólo debemos resguardar los derechos de los más vulnerables, sino también avanzar en regulaciones que faciliten la inserción laboral de los inmigrantes calificados que cada vez más llegan al país.

Puedes leer y comentar la columna directamente en Voces de La Tercera.

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