Saltar al contenido principal
  1. Inicio
  2. Noticias
  3. Un país con menos niños: propuestas para enfrentar el desafío demográfico que se instaló en Chile

Un país con menos niños: propuestas para enfrentar el desafío demográfico que se instaló en Chile

3 Diciembre 2025


Chile enfrenta la tasa de fecundidad más baja del continente y una rápida reducción de su población en edad fértil. Una mesa de expertos del CPP UC, CEP y Espacio Público propone una estrategia integral para facilitar los proyectos familiares y preparar al país para convivir con un envejecimiento sostenido.

Hace no tanto, las salas de clase llenas y los recreos bulliciosos parecían la norma. Hoy, en esos mismos barrios y escuelas, hay cursos más pequeños y plazas menos habitadas por niños y niñas. En pocas décadas, Chile pasó de mirar a distancia el debate global sobre la baja natalidad a convertirse en el país con la tasa de fecundidad más baja del continente: 1,03 hijos por mujer.

Menor matrícula escolar, cierres y reconversiones de maternidades, cambios en la estructura y tamaño de los hogares, presión creciente sobre los sistemas de salud y pensiones, y debilitamiento de la base tributaria futura, son solo algunos de los efectos visibles de la caída de la natalidad. Todo esto se convertirá en un desafío mayor a partir de 2030, cuando se reduzca de manera significativa la población de mujeres en edad fértil.

En este contexto, el Centro de Políticas Públicas UC, junto al Centro de Estudios Públicos (CEP) y Espacio Público convocaron a un grupo transversal de expertos que durante meses elaboró un diagnóstico profundo y una batería de propuestas para enfrentar la baja natalidad y adaptar al país al rápido envejecimiento poblacional.

El estudio no busca revertir una tendencia global, sino facilitar los proyectos familiares de quienes quieren tener hijos y preparar al Estado, al mercado laboral y a la sociedad para una realidad demográfica que ya está instalada.

Una tendencia global con rasgos propios

A diferencia de países como Italia o España —donde más del 20% de las mujeres culmina su edad fértil sin hijos—, en Chile la no-maternidad alcanza solo el 12,6% en la cohorte 40-44, según el Censo 2024. Es decir: las mujeres no han dejado de tener hijos; están teniendo menos.

Las razones son múltiples y, como señalan los autores, estructurales. Mayor acceso a educación y mercado laboral, especialmente para las mujeres; reducción drástica del embarazo adolescente desde 2015 en adelante; altos costos de crianza, vivienda y transporte; cambios culturales profundos, hacia una mayor valoración de la autonomía personal, autorrealización profesional y flexibilidad de los roles de género; y transformaciones en la formación de pareja, postergación de la maternidad y aumento de hogares unipersonales.

Propuestas para un país que debe adaptarse 

Ignacio Cáceres, subdirector de Vinculación e Incidencia del Centro de Políticas Públicas UC y coautor del estudio, subraya que Chile enfrenta esta realidad demográfica con avances, pero sin una estrategia integrada a la altura del desafío. “Se requiere una respuesta institucional que, a nuestro juicio, no ha sido lo suficientemente robusta ni estratégica. Eso no significa que no haya habido avances importantes: está el sistema de cuidados, el bono por hijo, las asignaciones familiares, la reducción de impuesto por gastos en educación, entre otros aportes que van en la dirección correcta. Lo que falta es una mirada estratégica que integre causas, consecuencias y particularidades de esta nueva realidad. Y un punto clave, donde converge la evidencia internacional, es que las medidas aisladas, por más generosas que sean, tienen efectos muy acotados y resultan sumamente costosas. La estrategia no puede depender de acciones sueltas”.

Las recomendaciones del estudio  se organizan en tres grandes pilares: políticas para facilitar los planes familiares de quienes quieren tener hijos; adaptaciones sectoriales para enfrentar el envejecimiento y la reducción de la población activa; y mejor información, gobernanza y seguimiento para orientar decisiones de política pública.

Una de las propuestas más decisivas consiste en instalar una política robusta de corresponsabilidad que abarque “permiso postnatal masculino de carácter irrenunciable e intransferible, flexibilidad laboral para ambos padres y una sala cuna verdaderamente universal”, dice Ignacio Cáceres. Y agrega: “estas medidas deben percibirse como apoyos constantes y persistentes para las familias, y no como beneficios aislados”.

También se aborda un problema que afecta profundamente a las familias: los vacíos entre el nacimiento y el ingreso al sistema escolar. Cáceres advierte que existe “un vacío en el apoyo a los niños en preescolar” y que la oferta debe adaptarse a horarios laborales reales. El estudio muestra, además, que solo una parte de los niños menores de cinco años accede a educación parvularia y cuidados formales, lo que evidencia un desajuste entre la oferta disponible y las necesidades de las familias. La expansión de jardines y salas cuna, enfatiza, no sirve si las familias no perciben estabilidad y calidad en el servicio.

En la educación escolar, la baja natalidad ya se siente en las salas de clases. La población de niños, niñas y adolescentes entre 0 y 19 años se redujo 5,2% entre 2010 y 2023, pasando de 5,2 a 4,9 millones, y la matrícula total del sistema escolar cayó 0,4% en 2023 y 1,3% en 2024 respecto del año anterior. “Esto va a implicar reasignaciones de recursos”, advierte Sandra Quijada, coordinadora de Opinión Pública del CEP y exdirectora del Instituto Nacional de Estadísticas.

El estudio agrega que, con menos estudiantes y un sistema que hoy ofrece en promedio dos vacantes por cada postulante, el país tendrá que planificar con cuidado el eventual cierre o fusión de establecimientos, evitando que los ajustes de eficiencia dañen la equidad territorial en el acceso a educación.

Una de las diferencias más llamativas respecto de otros países analizados es la baja cobertura de reproducción asistida. Sandra Quijada lo explica con claridad: “En nuestro país, solo el 1% de los nacimientos proviene de reproducción asistida. En España es 10%. Ahí se requiere un esfuerzo adicional”.

Además, Ignacio Cáceres insiste en que la educación sexual debe actualizarse para incluir fertilidad, envejecimiento reproductivo y opciones disponibles: “Debemos ser conscientes desde etapas tempranas de cuáles son las limitaciones y cuáles son las opciones. Eso debiera ser parte de una nueva educación sexual y reproductiva”.

También es clave ordenar la política demográfica y dotarla de información robusta. “Los registros administrativos no nos dicen qué esperan las personas, por qué no quieren tener hijos o por qué creen que no podrán. Eso es clave para focalizar la política”, dice Quijada. Por eso la mesa propone una encuesta nacional periódica, radicada en el INE, y un liderazgo claro: “Necesitamos un rol articulador estratégico, y creemos que debería estar en el Ministerio de Desarrollo Social y Familia”.

Tres voces para ampliar la discusión

Estas propuestas se presentaron en un seminario en Casa Central UC, donde un panel de expertos profundizó en sus implicancias. Entre los panelistas estuvo Mario Marcel, exministro de Hacienda, quien insistió en que las decisiones reproductivas están condicionadas por la experiencia laboral, marcada en Chile por alta rotación, escasa progresión y baja participación femenina. Su llamado fue claro: “Si queremos compatibilizar natalidad y sostenibilidad laboral, la prioridad es la participación de las mujeres en el empleo formal”. También subrayó una oportunidad estructural: usar la baja matrícula para mejorar radicalmente la calidad educativa, reduciendo cursos y sumando docentes por sala.

Andrea Repetto, directora de la Escuela de Gobierno UC y de Espacio Público, profundizó en las barreras culturales y prácticas que dificultan la crianza: horarios escolares impredecibles, falta de redes comunitarias, escasa flexibilidad laboral y poca corresponsabilidad masculina.

Su diagnóstico fue directo: “Criar es difícil. Y hoy seguimos esperando que las mujeres sostengan casi solas ese trabajo”. También pidió mirar con atención el fenómeno desde la experiencia cotidiana, no solo desde los incentivos económicos.

Por su parte, Aldo Mascareño, investigador senior del CEP, valoró el estudio y sus fundamentos, pero llamó a un mayor realismo sobre la irreversibilidad de la tendencia demográfica. “Más que esperar revertir la baja natalidad, debemos preparar al país para convivir con ella durante generaciones”. Asimismo, invitó a profundizar en la perspectiva de género como clave para comprender la relación entre autonomía individual, maternidad intensiva y decisiones reproductivas.

 

Volver al principio