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Análisis de la deserción universitaria

16 Mayo 2012


Recientemente el ministro de Educación destacó la importancia de disminuir los niveles de deserción de las carreras universitarias, con el objeto de mejorar el rendimiento de las universidades en la formación de científicos y profesionales.

Esta labor es muy importante para poder contener los costos de las carreras. Así, anunció que la deserción de las carreras en las instituciones tendrá una influencia en la determinación de los nuevos aranceles de referencia. La deserción es un tema muy importante, en el cual existen varias aristas y puntos a considerar.

En primer término, definimos deserción como el abandono de un estudiante de una institución, donde lo prioritario es conocer sus causas. Los principales motivos se relacionan con problemas socioeconómicos del estudiante y su familia, con dificultades de orientación vocacional y con un rendimiento académico insuficiente. Así, podemos actuar en cada uno de los factores, considerando un apoyo significativo en becas y créditos; creación de programas de formación general y orientación académica; y apoyo remedial y cursos de nivelación para los alumnos con mayores necesidades, en especial en los primeros años en donde se observa la mayor deserción.

Especial mención requiere la nivelación de los estudiantes debido a la desigual calidad del sistema escolar de origen. Es necesario evaluar los contenidos curriculares y las competencias que cada estudiante debiera dominar. El desafío supone articular los diferentes contenidos y etapas de la formación universitaria.

En segundo lugar, la deserción varía entre las instituciones, y al interior de cada una de ellas es diferente dependiendo de áreas y carreras. El rango de deserción a los tres años en las universidades del Consejo de Rectores varía entre el 17% y 51%, lo que influye en el costo final de la matrícula. Nuestra institución -la de menor deserción del sistema universitario- tiene tasas al término del primer año de 3,6%, del segundo de 9,2% y del tercero de 17%. En todas las universidades existe relación entre la proveniencia educacional y la deserción. Alumnos de establecimientos municipales y subvencionados tienen tasas más altas de las que exhiben los alumnos de colegios particulares. Las acciones a implementar aquí tienen que ver con las ayudas socioeconómicas y con los apoyos remediales desde el punto de vista académico. Es notable destacar iniciativas para disminuir las tasas de deserción implementadas por universidades con altos porcentajes de alumnos vulnerables.

Un tercer aspecto a considerar es que hay una diferencia significativa entre las distintas carreras y áreas del saber y sus tasas de deserción. Las carreras con alta exigencia de ingreso en nuestra universidad, elegidas en primera preferencia, muestran niveles de deserción muy bajos. Por el contrario, carreras con menores puntajes de ingreso, o que son elegidas en segunda prioridad por los estudiantes, son las que presentan una mayor deserción.

En este sentido, la creación de licenciaturas en estudios generales, como nuestro Programa College , junto a una adecuada orientación vocacional puede tener un impacto en la disminución de la deserción. Así también, jóvenes con rendimiento escolar en el 10% superior de sus cursos presentan un menor nivel de deserción, lo que sugiere la importancia del hábito y esfuerzo en el logro de las metas educacionales.

En resumen, la deserción y duración de las carreras universitarias son temas complejos que requieren una mirada global para identificar los factores que permitan asegurar la calidad y equidad en la educación universitaria. Si bien la deserción es un elemento crucial a analizar y se deben tomar todas las acciones para disminuirla, es importante destacar que su dato global y aislado puede llevar a equívocos. De esta manera, el análisis detallado de las tasas de deserción y de los costos de las carreras adquiere un sentido para implementar cambios en la formación de nuestros alumnos. Las acciones a realizar deben instalar al estudiante en el centro de la atención e interés de las instituciones universitarias. Sólo así se podrá avanzar en una educación superior centrada en la persona y en el desarrollo integral de los estudiantes.

Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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