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¿Dónde está el foco?

12 Abril 2016


Al revisar el proyecto de ley sobre el nuevo sistema de educación pública que se vota en la Cámara de Diputados queda claro que el foco está en el cambio del sostenedor y no necesariamente en el aprendizaje de los niños que asisten a escuelas públicas. Si su objetivo final es fortalecer la educación pública, el foco debe estar en el aprendizaje de los niños y lo esencial sería fortalecer las capacidades de estos establecimientos.

El excesivo centralismo y el escaso vínculo con lo local caracterizan al proyecto; el diseño institucional propuesto hace que a nivel nacional la Dirección de Educación Pública (DEP) tenga un exceso de atribuciones, las que debiesen distribuirse entre los organismos más cercanos a la realidad local, como los Consejos Locales, las escuelas y los Servicios Locales de Educación (SLE). La DEP podrá intervenir fuertemente en estos últimos -encargados de gestionar toda la oferta de educación estatal en un territorio -, lo que anularía su arraigo local.

Una de las principales críticas a la educación municipal es su falta de visión de largo plazo, lo que podría explicarse en parte por la rotación de los alcaldes y sus intereses políticos. Para evitar esto con la nueva estructura administrativa, en el caso de los SLE se debe impedir que los directores se conviertan en un botín político, pues en conjunto administrarán más de 2% del PIB de Chile. En el caso de los Consejos Locales se deberían contemplar mayores atribuciones en la elaboración del Plan Estratégico Local y asegurar que todos los consejeros tengan efectivamente una visión de futuro, por lo que deberían durar más de un año en sus cargos, ya que de otra forma habrá una rotación permanente.

Aunque el proyecto de ley postula que su objeto es contribuir a la formación de los estudiantes y asegurar el logro de los aprendizajes, esto no se refleja en el articulado. El proyecto aumenta de manera marginal las atribuciones de los establecimientos y sus directivos, pero sin equipos directivos fuertes es prácticamente imposible lograr un impacto sobre el aprendizaje de los estudiantes. De hecho, el liderazgo directivo es el segundo factor intraescuela -después del trabajo docente en aula- que más contribuye al logro de aprendizajes de los alumnos.

Otro aspecto relevante  es que exista una adecuada escala de provisión del servicio educacional, así se establece la creación de 67 SLE. Aunque no se explicitan los criterios exactos, se habla de “favorecer economías de escala”. Algunos estudios señalan que éstas se alcanzan para matrículas de entre 3.500 y 8.000 alumnos; sin embargo, los SLE tendrán en promedio 20.000 estudiantes a su cargo, cifra que podría resultar excesiva. Actualmente, dos tercios de las comunas tienen menos de 3.000 alumnos y sólo 44 comunas (13%) tienen una matrícula superior a 8.000.

Otro problema  en el mensaje presidencial es la falta de responsabilización, pero en la práctica se eliminan las sanciones a la mala gestión, como el cierre de establecimientos, y las medidas de reestructuración de escuelas  son insuficientes para asegurar una verdadera mejora en la calidad.

Es de esperar que las deficiencias del proyecto de ley sean corregidas durante su tramitación para que el proyecto conocido popularmente como de ‘desmunicipalización’, sea más que un mero cambio de sostenedor y que contribuya realmente a mejorar la educación de nuestros estudiantes.

Puedes leer y comentar la columna directamente en Voces de La Tercera.

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