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El poder de los ciudadanos organizados

22 Junio 2015


Cuando pensamos en las recientes catástrofes que han afectado a nuestro país, las primeras imágenes que se vienen a la mente son Bomberos, ONGsolidarias, centros de alumnos y otras organizaciones de la sociedad civil respondiendo a la emergencia. Cuando pensamos en problemas complejos que afectan a nuestra sociedad, como la transparencia, el abuso infantil, o la protección del medioambiente, nos damos cuenta que esos temas ya son abordados por organizaciones que están movilizando el interés público. En una sociedad compleja como la nuestra, cada vez más el Estado y el mercado no son capaces de responder a todas las necesidades de la gente, entonces emerge con fuerza la sociedad civil. Los propios ciudadanos se hacen cargo de las cuestiones que les preocupan e interesan. El Gobierno reconoció su importancia en la última cuenta pública cuando la Presidenta Bachelet anunció que “para garantizar que las diversas expresiones de la sociedad civil aumenten su capacidad de representación” se pondrá en funcionamiento el Consejo de Participación Ciudadana y Fortalecimiento de la Sociedad Civil durante 2015.

Según un estudio de 2012, las organizaciones sin fines de lucro aportan un 4,5% del PIB en 16 países con información disponible, y en países desarrollados, en promedio, el 7,4% de la población económicamente activa está empleada en este tipo de organizaciones. De acuerdo a estas cifras, la sociedad civil chilena aún tiene espacio para crecer. Según un informe del PNUD, en el 2000 existían 83.386 organizaciones de la sociedad civil en nuestro país, y en un estudio publicado en 2006 se resaltó la importancia económica del sector sin fines de lucro. En la época empleaba de forma remunerada y voluntaria a más de 300 mil personas en jornada completa y en términos de gastos representaba un 1,5% del PIB.

Uno de los datos más recientes sobre este sector lo entrega la Encuesta Bicentenario UC-Adimark: en ocho años la pertenencia a organizaciones ha disminuido de 26% en 2006 a 18% en 2013. Este dato debería preocuparnos, porque el rol de la sociedad civil en el contexto actual de desconfianza es clave; no importa si hablamos de una organización de base como una junta de vecinos, o de una gran ONG, pasando por todas las organizaciones culturales, deportivas y sociales. Las organizaciones de la sociedad civil son fuente de capital social y confianza, nos permitirán contar con comunidades capaces de servir a quienes el mercado no atiende y fomentarán la estabilidad a nivel social y democrático. Estas organizaciones no crecen a expensas del gobierno, sino que en la medida que son más fuertes, también tendremos gobiernos más fuertes, y la magnitud que alcance este sector irá de la mano con el desarrollo del país.

Para fortalecer la sociedad civil es necesario contar con datos actualizados, revisar cuáles son los valores y motivaciones de estas organizaciones hoy; cuáles son sus necesidades y cuánto aportan a la economía. Por eso, con la participación de cientos de personas de diversas organizaciones se lanzó el proyecto “Sociedad en acción” del Centro de Políticas Públicas UC y la Fundación Chile Más ahora, que se ha propuesto levantar información sobre este ámbito, conocer su impacto y su aporte al desarrollo de nuestro país, y crear el primer Índice de valoración de la sociedad civil. La evidencia permitirá tener políticas públicas que faciliten la existencia de estas organizaciones, con una institucionalidad que las regule, pero que a su vez las incentive y promueva en un escenario donde el Estado y el sector privado no son suficientes.

Puedes leer y comentar la columna directamente en Voces de La Tercera.

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