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Encuesta Bicentenario 2012. Luces y sombras del camino al desarrollo

21 Octubre 2012


Una sociedad satisfecha con su vida familiar, con grandes expectativas respecto del bienestar de sus hijos, pero desconfiada de las instituciones del país y de la capacidad de la sociedad para solucionar sus problemas más urgentes, es la que nos describe la séptima versión de la Encuesta Nacional Bicentenario Universidad Católica-Adimark GfK.

Agrupados en cinco capítulos -sociedad, municipios y descentralización, religión, calidad de vida, y Chile y sus vecinos-, el estudio entrega resultados que dan cuenta de una positiva percepción de movilidad social intergeneracional, en lo que se refiere a la situación laboral, la calidad de la vivienda, el nivel de ingresos y la vida familiar. Sin embargo, se percibe una gran desconfianza en las opciones de progreso para quienes tienen menos posibilidades. Pese a lo anterior, no se observan grandes variaciones entre quienes creen que cada persona debiese responsabilizarse por su propio bienestar y quienes entregan dicha responsabilidad al Estado. El papel de un Estado subsidiario que otorgue garantías de buena educación y trabajo, se considera fundamental para lograr un mayor progreso individual, pero -a la vez- un porcentaje importante de la población cree que el esfuerzo personal es el motor del propio bienestar.

Los chilenos dicen valorar la igualdad de oportunidades, más que una distribución pareja entre unos y otros, sin embargo, se ven diferencias importantes según el nivel socioeconómico, lo que denota la debilidad que aún enfrenta nuestra sociedad en materia de igualdad. Frente a la pregunta de cuál institución tiene la mayor capacidad de ayuda en la solución de problemas de calidad de vida, un porcentaje significativo nombra al municipio, que sigue encabezando la lista, aunque disminuye de manera importante en la valoración de la ciudadanía. Poco contacto con la comunidad, exceso de burocracia y corrupción son algunas de las debilidades que se le atribuyen, especialmente en las comunas más pequeñas.

En el capítulo de religión, se acentúa la propensión a la baja entre quienes se declaran católicos con una leve alza entre los evangélicos, pero en especial se observa una tendencia al aumento de quienes no se identifican con ninguna religión. Consultados específicamente sobre la importancia de los sacramentos, los católicos de manera mayoritaria declaran una alta valoración del bautismo, favorecen el matrimonio religioso para sus hijos y aprueban recibir la unción de los enfermos ante una enfermedad grave. Un número significativo considera que los valores cristianos deben jugar un rol más importante en la sociedad actual.

En un completo módulo de preguntas sobre percepción de violencia, se verifica un porcentaje bajo de personas que se considera víctima de agresiones físicas o verbales, y éstas en su mayoría no responden a expresiones por motivos de raza, condición física o sexual. Hay que destacar, sin embargo, episodios de violencia intrafamiliar que no son considerados delito o no se les otorga suficiente gravedad. El vandalismo, el saqueo y la agresión a la policía despiertan un fuerte rechazo. La violencia social y el uso de la fuerza son aceptadas por parte de la ciudadanía, pero de manera muy condicionada.

Los chilenos se muestran satisfechos con su salud y bienestar físico, y denotan una preocupación creciente por tener una vida saludable, declarando preocupación por el tipo de alimentación y con mayor predisposición a la práctica deportiva.

Respecto de nuestro contexto internacional, los chilenos reafirman su soberanía. Existe una percepción de exclusividad en la región, tomando como referente a países desarrollados más que a nuestros vecinos, e incluso con más convencimiento que en años anteriores.

En resumen, la Encuesta Bicentenario 2012 nos devela las complejidades de una sociedad que enfrenta un dispar camino hacia el desarrollo. Por una parte, se reconoce una amplia satisfacción en el plano particular, pero subsiste una profunda desconfianza para resolver como país los problemas en el ámbito social. El desafío que nos plantea este estudio, apunta a la necesidad de reforzar el diálogo y nuestras confianzas sociales, proyectando hacia la sociedad la mirada optimista que se percibe en la realidad personal y familiar.

Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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