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Más interpelación, menos show

6 Diciembre 2018


En una semana seremos testigos de la interpelación al ministro del Interior, Andrés Chadwick, para pedirle explicaciones por la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca y el rol jugado por el “Comando Jungla” en el operativo que terminó con la muerte del joven. Esta será la tercera interpelación en los primeros 10 meses de la actual administración. Probablemente la instancia estará marcada por manifestaciones a favor y en contra del secretario de Estado desde las tribunas. ¿Deberían causar tanto revuelo estas instancias?

Primero, revisemos qué significa interpelar. Según la RAE: “requerir, compeler o simplemente preguntar a alguien para que dé explicaciones sobre algo o para que cumpla una obligación”. En Chile, el Congreso Nacional tiene tres herramientas de fiscalización al Ejecutivo: la acusación constitucional, las comisiones investigadoras y la interpelación. En esta última se necesita la aprobación de un tercio de los diputados para citar a un ministro a la Cámara Baja y hacerle una serie de preguntas sobre materias relacionadas con el ejercicio de su cargo. Así, se lo obliga a rendir cuentas acerca de un tema relevante que suscita dudas, en este caso sobre la muerte de Camilo Catrillanca; en las dos anteriores se interrogó al titular de Justicia y al de Salud.

Lo que responde el secretario de Estado durante la interpelación no tiene poder vinculante ni sancionatorio. La ley claramente establece que “en ningún caso los acuerdos u observaciones afectarán la responsabilidad política de los ministros” (Art. 52), dado que son funcionarios de exclusiva confianza del Presidente.

Si el objetivo de las interpelaciones es fiscalizar al gobierno, ¿por qué no establecer mayor periodicidad para estas instancias? En Inglaterra es una práctica común y establecida de forma semanal: se llama “Question Time” y es una oportunidad para interrogar a los ministros del gobierno sobre asuntos de los que son responsables en la Cámara de los Lores y en la Cámara de los Comunes. En el caso de los diputados, de lunes a jueves cada departamento del gobierno responde preguntas relacionadas con sus responsabilidades, de acuerdo con una rotación establecida. Más aún, el Primer Ministro asiste todos los miércoles a responder las preguntas de los parlamentarios durante 30 minutos.

En Chile, podemos ver que, en total, desde 2006 no se realizan más de dos o tres interpelaciones por año en la Cámara Baja. Si bien el Artículo 52 de la Constitución establece que un ministro no puede ser citado más de tres veces en un año, cada uno podría comparecer al menos trimestralmente para rendir cuentas.

Es momento de recordar el objetivo de las interpelaciones y no hacer un show mediático cada vez que un ministro es llamado a responder sobre su trabajo diario ante quienes, por ley, están llamados a fiscalizarlo.

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