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¿Para quién densificar?

4 Septiembre 2019


Según datos de la Cámara Chilena de la Construcción, Chile está entre los países donde la vivienda es severamente no alcanzable, lo que atribuyen, entre otras causas, a restricciones a la densificación que distintos municipios han incluido en sus planos reguladores, lo que a su vez empujaría el alza de precios. ¿Por qué las comunas crecientemente deciden limitar la llegada de edificios? Uno de los motivos es la presión ciudadana.

Una postura mayoritariamente negativa hacia los procesos de densificación en altura se encontró en un estudio del Centro de Políticas Públicas UC, que buscó conocer la percepción de los vecinos de barrios que estaban experimentando esto. En el análisis se consideraron aspectos materiales –como la sobrecarga de la infraestructura existente– y también otros “blandos” o sociales –como el afectar el tejido comunitario existente en los barrios, al incorporar nuevos tipos de residentes–.

¿Qué respaldo cuantitativo tienen estas aprensiones? ¿Cuál es la relación entre lo material y lo social bajo la densificación? Revisemos los principales hallazgos de un estudio del proyecto Ciudad con Todos –liderado por el Centro y la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios, con apoyo de TOCTOC.com, Urbanismo Social y el Observatorio de Ciudades UC–.

¿Contribuye la densificación a cambiar el perfil socioeconómico de las zonas donde se instala? En 2018, el 75% de las viviendas nuevas adquiridas en la RM tuvo un precio abordable sólo por los cuatro deciles de mayores ingresos. En comunas como Estación Central, el mercado de viviendas nuevas apunta principalmente a los grupos de ingresos medios y medio-altos, en circunstancias que el 56% de su población pertenece al 40% más vulnerable.

¿La densificación se está orientando de forma preferente a un cierto perfil sociodemográfico, en desmedro de otros? En 2018, en tres comunas céntricas de la RM, más de la mitad de las viviendas nuevas adquiridas fueron de 1 dormitorio, muchas de ellas adquiridas por inversionistas para ser destinadas a arriendo. En Independencia, por ejemplo, esta cifra alcanzó el 57%, mientras que sólo el 36% de los hogares es unipersonal o de pareja sin hijos.

Si bien no puede negarse que el tamaño promedio de los hogares chilenos ha disminuido y que el ingreso per cápita ha tendido a incrementarse, la densificación no debe dejar de atender la demanda habitacional de familias más grandes, de recursos bajos y medios en zonas bien ubicadas, incluyendo a quienes son residentes originales de los barrios bajo densificación. De lo contrario, pueden promoverse fenómenos de allegamiento, hacinamiento y expulsión.

Es deber del sector público, en colaboración con el privado, resguardar la generación de viviendas asequibles y adecuadas para las necesidades de distintos tipos de hogar, previendo las inversiones físicas y sociales para hacerle frente. Sino estaremos atentando contra el patrimonio social de los barrios y la legitimidad de la densificación.

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