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¿Por qué hablar de la ESCI? hora de la detección y denuncia

18 Mayo 2012


Nuevas denuncias en materia de Explotación Sexual Comercial Infantil (ESCI) han sido objeto de noticias en las últimas semanas. Por un lado el desbaratamiento de una red de explotación sexual comercial operada por cinco hombres en la Plaza de Armas, acusados de estupro, violaciones reiteradas y facilitación a la prostitución infantil.

Por otro lado, la denuncia desde Europa de una red de pornografía internacional cuyo contenido incluía material de niños entre 5 y 10 años, en la cual participaba un grupo de personas de Santiago, Viña del Mar y Concepción.

Hoy, conmemorando el día nacional contra la Explotación Sexual Comercial Infantil se hace necesario visibilizar este tema, que muchas veces se desconoce y oculta.

La ESCI tiene caracteristicas distintivas que la configuran como una vulneración de derechos sumamente compleja. Definida como la situación en la cual un adulto utiliza a una persona menor de 18 años con propósitos sexuales, a cambio de dinero o de algunos favores, tales como amparo o protección, los niños se ven obligados por las circunstancias en las que se encuentran, siendo víctimas directas de la situación. Sin embargo, el carácter comercial de la transacción lleva erróneamente a pensar que los niños y jóvenes escogen por voluntad propia estar en esta situación, pudiendo dejarla cuando lo estimen conveniente.

Idea de la cual se apropian los clientes y proxenetas para justificar su acción, así como los mismos niños y adolescentes que muchas veces no se conciben como víctimas, y también la sociedad atribuyéndoles fuertes estigmas y prejuicios. Esta falsa concepción debe cambiar necesariamente el foco hacia la protección de niños, niñas y adolescentes.

Si bien la ESCI es reconocida legalmente como un grave delito en el cual se violan los derechos humanos y fundamentales de la niñez, estos hechos muchas veces no son denunciados. Por el contrario, se reproducen una y otra vez con la sospecha, intuición –o incluso certeza o complicidad- de familiares, choferes, profesores, conserjes, médicos, transeúntes y muchísimas personas más ¿por qué no denunciarlo?

El Observatorio Metropolitano de niños, niñas y adolescentes víctimas de ESC -que actualmente almacena información actualizada de 420 niños en la Región Metropolitana- destaca las graves falencias existentes en materia de detección, en especial de policías, centros de salud, establecimientos educacionales, organizaciones comunitarias, municipios y tribunales entre otros. Al parecer todos ellos se encuentran lejanos a la realidad de estos niños.

Muchos no tienen acceso a información que les facilite la visualización de esta situaciones, se subestima la magnitud real del problema o simplemente se invisibiliza.

Además, se evidencian problemas en las responsabilidades, lo que se refleja en la baja detección, baja denuncia y bajo nivel de apoyo. Los diferentes actores de la sociedad argumentan que no son los responsables, además los riesgos de equivocarse en la denuncia son sumamente altos y se confunden con otras vulneraciones tales como el abuso sexual, la situación de calle, violación, etc.

A lo anterior hay que agregar que el miedo o temor a denunciar no es un punto menor. Existe un temor generalizado hacia las redes de explotación y los proxenetas muchos de los cuales amenazan a las víctimas y a su círculo social, manteniendo la dinámica oculta y activa.
Sería importante en esta área intensificar el trabajo de prevención y detección por medio de protocolos que den cuenta de los pasos concretos a seguir al percatar un caso de ESCI.

Obtener respuesta a preguntas tales como: ¿cuándo denunciar? ¿A quién llamar? ¿Dónde acudir? ¿Dónde informarse? ¿Qué resguardos tomar?

A pesar de esto se reconocen los avances en visibilización y difusión del tema: ONG Raíces por medio de su área de prevención y sensibilización, han realizado números talleres formativos y materiales pedagógicos. El Gobierno en coordinación con otros organismos lanzó la campaña comunicacional de sensibilización “No hay Excusas” y se destinan esfuerzos en establecer alianzas estratégicas.

A lo anterior cabe agregar la reciente campaña “Juntos digámosle NO a la pornografía infantil” en cibercafés del centro de Santiago liderada por ONG Opción.

Aún así falta mucho por avanzar. Es necesario aumentar la información sobre este fenómeno, aumentar los espacios de capacitación y prevención enfatizando en los indicadores que faciliten la detección. Pero no basta con la sensibilización y difusión de información. No basta con que todos conozcamos y aceptemos la existencia de esta vulneración. Es necesario actuar y tomar medidas concretas. En esta línea urge crear protocolos de acción, así como mecanismos de apoyo a quienes denuncian.

Todos somos responsables y no es posible hacer oídos sordos frente a estos casos. Las escuelas, los hospitales, carabineros, los medios de comunicación, los vecinos, son agentes capaces y responsables de denunciar.
Los problemas en materia de detección y denuncia reflejan importantes falencias que debiesen ser consideradas a la hora de tomar decisiones en materia de políticas públicas. La poca información, la confusión en el perfil, la escasez de programas preventivos y el temor a denunciar son sólo algunos factores que influyen a que menos niños y niñas sean detectados cada día por ser víctimas de explotación sexual comercial.

Emilia Valenzuela, Centro de Políticas Públicas UC.

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