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Ues. estatales en regiones

27 Octubre 2014


Estos planteles deben aportar en términos del pensamiento estratégico de la región, pero lo que importa es su calidad. Ser creadas como universidades estatales no garantiza aquello.

Qué duda cabe que una universidad regional puede tener un rol clave en el progreso de la región en la cual está emplazada, en el desarrollo de capital humano, en los sistemas de innovación, y también en pensar estratégicamente sus desafíos sociales, económicos y políticos. Qué duda cabe que un Centro de Formación Técnica (CFT) puede contribuir al desarrollo regional con una oferta académica coherente con los desafíos del territorio.

Sin embargo, ninguno de estos aportes está circunscrito a la naturaleza jurídica de la institución de educación superior (IES) y, en particular, al hecho de que sea estatal. No existe evidencia sistemática respecto de que la naturaleza jurídica de la institución sea determinante en el aporte a la región en que se ubica. Más que la vocación regional, pareciera que el afán de captar matrículas mueve a algunas universidades estatales a migrar a otras regiones sin que haya claridad sobre sus ventajas comparativas.

Las IES deben aportar en términos del pensamiento estratégico de la región, pero para esto lo que importa es su calidad. Ser creadas como Ues. estatales no garantiza necesariamente la calidad. El anuncio de que el Estado creará por ley universidades y CFT, y sólo bastará su aprobación en el Congreso para constituirse como instituciones autónomas desde su inicio, revela una asimetría preocupante: las instituciones privadas necesitan un licenciamiento del Consejo Nacional de Educación que las supervisa entre seis y 11 años, proceso que ayuda a construir calidad.

Además, la sola creación de estas universidades y CFT -que no contarán aún con prestigio- no garantiza la retención del capital humano avanzado en la región. Si bien buena parte de los jóvenes de las regiones de O’Higgins y Aysén estudian en otras zonas, no significa que exista un déficit significativo de cobertura agregada en las matrículas de esas regiones. El real desafío es generar incentivos para que las personas encuentren condiciones atractivas para desempeñarse profesionalmente en su lugar de origen.

Si el objetivo del gobierno al anunciar dos nuevas universidades y cinco CFT estatales en regiones es promover el desarrollo regional y la descentralización, existen otros mecanismos que serían más efectivos. Desde 2012 existen Convenios de Desempeño entre el Mineduc y universidades cuya casa matriz está en regiones para promover el desarrollo de IES regionales, y existen centros regionales financiados por Conicyt y Corfo que buscan aportar al desarrollo en ciencia, tecnología y en identidad regional. Esto se puede potenciar con mayores recursos que mejoren las IES ya existentes o que generen nuevos centros de investigación para convertirse en ejes de desarrollo del capital humano regional.

El reto de la descentralización en Chile es pensar los desafíos estratégicos de las regiones desde las regiones, y tener y retener capital humano avanzado en éstas. Como afirmó la Ocde, necesitamos IES “globalmente competitivas, localmente comprometidas”. Aunque las nuevas universidades y CFT podrían contribuir, no será la forma más eficiente de avanzar en este sentido.

Ignacio Irarrázaval, director del Centro de Políticas Públicas UC.

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