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Académicos UC plantean urgencia de actualizar la política nacional de yodación

28 Noviembre 2018


Chile tiene una de las tasas más altas del mundo de enfermedades tiroideas. “Las hormonas tiroideas son fundamentales para el desarrollo neurológico y los procesos metabólicos”, explicó la académica de la Facultad de Medicina UC, Lorena Mosso quien motivada por estos datos lideró un estudio sobre el tema.

La prevalencia de hipotiroidismo llega al 24,1% de la población chilena según la Encuesta de Salud 2017”, sostuvo la académica y relevó que a nivel mundial esta cifra suele bordear el 4%. Este fue uno de los principales hallazgos del estudio desarrollado al alero del Centro de Políticas Públicas UC “Bases para la discusión de una nueva política nacional de yodación como alternativa para disminuir la prevalencia de la enfermedad tiroidea en Chile”, que Mosso realizó junto a los académicos Paula Margozzini y José Galgani de la Escuela de Medicina; y Pablo Celhay de la Escuela de Gobierno.

Los académicos buscaron el porqué de tan alta prevalencia, analizando factores como sustancias químicas que afectan la tiroides –como el cigarro–, la obesidad y el yodo.

Principales hallazgos y propuestas

En los años 1950-1960 el mayor problema en relación a la tiroides era el bocio y cretinismo cuya causa más común era la falta de yodo. Por eso en 1979 se comenzó a fortificar la sal con yodo. “La política de yodación de la sal se considera un éxito de salud pública”, comentó la profesora. Sin embargo, a partir del año 2000 comenzaron a conocerse los riesgos que tiene el exceso de yodo que es la situación en la que Chile se encuentra hoy.

El yodo se midió por primera vez en la Encuesta Nacional de Salud 2017. Los resultados muestran que, según los rangos de la OMS, Chile es un país “suficientemente yodado” e incluso “sobre los requerimientos”. “La mayoría de las regiones del país está en el límite superior de los niveles de yodación o los sobrepasa”, señaló José Galgani.

A esto se suma que aunque la ingesta máxima de sal debería ser de cinco gramos al día, según la última ENS los chilenos consumen 9,8 gramos de sal al día. “Estamos casi al doble del máximo, con lo cual hemos estado muchos años con un aporte muy alto de yodo”, analiza la doctora Mosso.

Según su análisis, los académicos proponen disminuir el actual nivel de yodación de 40 miligramos por kilo de sal a 24 mg/kg sal.

La Dra. Margozzini, académica de Salud pública y medicina familiar UC, detalló la propuesta: crear una política nacional de nutrición, que contemple un Programa Nacional de Prevención y Control de la Deficiencia de Micronutrientes, que incluya junto al yodo otros elementos relevantes como vitamina D, ácido fólico, fierro, vitamina B12 y selenio, entre otros. Además de generar un programa de prevención y control de exceso de nutrientes críticos como sal, azúcar y grasas saturadas. También relevó la importancia de contar con un sistema de vigilancia epidemiológica para monitorear y ajustar el contenido de las fortificaciones masivas, y la necesidad de realizar estudios para definir los requerimientos nutricionales a nivel país.

“Se debe mantener el mensaje de reducción de consumo de sal sin miedo a afectar la yodación”, añadió la académica.

La opinión de los expertos

Tras la exposición, se realizó un panel de discusión en el que participaron la jefa del Departamento de Nutrición y Alimentos del Ministerio de Salud, Sofía Bustos, y el Dr. Santiago Muzzo, académico de la Universidad de Chile y de la Universidad Diego Portales.

“Este estudio es muy bien recibido, muy valorado por el Ministerio”, señaló Bustos y agregó: “El Ministerio tiene intención de poder trabajar y regular este tema a partir de esta información, abordar la política pública a partir de esta evidencia y no de especulación”. “Compartimos que la vigilancia es un tema que debemos regular”, manifestó.

En tanto el Dr. Muzzo relató cómo se gestó la yodación de la sal en Chile y precisó que “antes de 1960 la proporción de bocio en la población era estimativa”, pues no se contaba con datos concretos. El académico fue crítico al señalar que “no existe un programa sobre yodo, sólo hay una ley” y coincidió con los investigadores en la necesidad de contar con un monitoreo constante.

Esta actividad se desarrolló en el marco del ciclo de seminarios del Concurso de Políticas Públicas UC 2018. Revisa la presentación, fotografías y el audio aquí.

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